08-2014 a 10-2014
Martín Sastre apareció en mi horizonte en algún momento en una clase de arte latinoamericano, registrado bajo la icónica imagen de artista joven, con un halo de brillo a su alrededor.
Con intriga le seguí la pista en internet, supe de sus galardones, volví a ver alguno de sus videos para finalmente encontrarme con el Perfume del Pepe o U from Uruguay, expuesto en la Bienal de Venecia.
Al centro de la sala, destacaba por lo delirante de su propuesta y su estética ligada a los medios, mostrando en una proyección al artista que, personificando al modelo que promueve el perfume al mejor estilo de marketing norteamericano, miraba con ojos de seductor a la cámara para luego deslizarse sobre una superficie en pose felina. Mezcla de Antonio Banderas, Bond y algún súper héroe, la imagen del artista en el video reúne los elementos que generan el atractivo por su obra.
Detrás del sentido del humor y mediante el manejo de los medios publicitarios, Sastre ejerce como aguzado crítico de una realidad a la que por otro lado, no niega pertenecer; al contrario utiliza estos medios desde el mejor lugar, desde dentro.
Sastre es un hedonista que no lo oculta.
Disfruta de aparecer fotografiado en la revista Vogue, en Los Ángeles frente al significativo letrero de Hollywood, viajar en limusina y usar ropas caras.
Pero su operación incluye una enérgica sátira desde el corazón de lo que critica.
Aquí reside quizás el máximo atractivo de su propuesta: la cuidada y camaleónica auto imagen que aparece en cada uno de sus filmes imaginándose a sí mismo como un artista requerido por importantes marcas, firmando contratos por cifras exorbitantes, realizando descomunales compras en tiendas de lujo, así como caminando con Hello Kitty vestida de monja, criogenizado cual cadáver de Walt Disney o codeándose con el mismo presidente de Uruguay.
Rodeado de glamour, nos introduce en un mundo ficticio y misceláneo que fascina, desconcierta, estimula para finalmente atrapar al espectador en una reflexión que funciona más allá de la conciencia.
Los remakes e imitaciones remiten a imágenes conocidas, que dislocadas del sentido original traman y nos envuelven en una nueva y delirante ficción donde los órdenes se subvierten.
El norte deviene el sur, y siguiendo la propuesta de su compatriota Torres García de girar el mapa al revés, insta a los mandatarios a invertir las prioridades ya que los sueños iberoamericanos son más baratos.
Martin realiza una operación política, cuyo sentido apunta por un lado a la geografía y por otra parte a los productos de la industria del consumo.
Con su producción de videos y habiendo internalizado el vocabulario de los medios de comunicación, coloca el dedo en la llaga respecto al nulo apoyo recibido por los artistas latinoamericanos con su obra The Martin Sastre Foundation. 2003, video donde pide adoptar a un artista súper pobre, un artista de Latinoamérica.
Nada queda muy claro después de haber visto los films de Sastre. Pareciera que algo se moviliza internamente, dentro de nuestro inconsciente y que, cristalizando después de un tiempo, incita a una nueva percepción de la realidad.
Después de Sastre, Hello Kitty nunca volvió a ser la misma.